Ana Lía Rodríguez Alcalde

¿Y si fuera posible?

    Aquí estoy de nuevo como cada jueves bebiéndome la vida en cubalibres en este miserable bar. Algunos en los dardos, entre el humo de sus cigarros, intentan atinar a la diana. Otros se gritan en la barra por los resultados del mundial. Y por último, los más desinhibidos bailan en el centro poseídos por el momento y algún que otro excitante de la tapa del retrete.

    Miro como contonean sus cuerpos, sobre todo ellas, al ritmo de la música. En concreto a Laura, una chica de veinte años que viene desde hace unas semanas. ¡Cómo consigue evadirse por unos instantes de la realidad! Me encanta. ¡Cómo seduce a las personas, descaradas como yo, que sólo la miran buscando alimentar sus más básicos deseos! Es un ángel de pelo negro y unos enormes ojos violeta que jamás se fijarían en alguien como yo. 

    No me lo puedo creer. Me ha mirado. He apartado mis ojos de ella y estoy mirando mi copa. ¿Cómo es posible que se haya fijado en mí? Mis manos empiezan a temblar y un escalofrío me recorre el cuerpo. Vuelvo a mirar, tímidamente, para comprobar si me sigue mirando pero ya está otra vez bailando, sensualmente, con una amiga.

    No puedo pasarme todas las semanas esperando este día para verla bailar unas horas. No puedo continuar emborrachándome buscando el momento adecuado para hablarla, para decirla quizás algo tan típico y estúpido como “Hola, ¿qué tal? ¿Eres nueva? Te llevo viendo unas semanas por aquí y me pareces muy interesante” porque da miedo que alguien como yo te diga algo así. No puedo pensar que tengo la posibilidad de tener lo que el resto porque no es así. No debo hacerme ilusiones de poder formar parte de su vida, de tocarla y besarla; de conocer sus sueños y sus miedos; de estar con ella cuando se siente sola y perdida como me siento yo ahora; y de compartir todo con ella y construir algo enorme a su lado.

    ¿Por qué para de bailar? Viene hacia mí, ¿qué hago? Mi corazón va a estallar. La miro fijamente mientras se aproxima. Su caminar es imponente y sus piernas preciosas. Mientras camina, se sacude el pelo con ambas manos y me vuelve a mirar. Me sonríe.

    Estoy a punto de sufrir un infarto. ¿Y si viene a hablar conmigo? ¿Qué le digo? ¿Y si está ofendida por mirarla tanto durante tantos días? ¿Y si viene a pedirme que la deje en paz porque se ha dado cuenta que sólo voy cuando ella está? ¿Qué hago? Seguro que piensa que soy un bicho raro. Entonces, ¿por qué me sonríe? ¿Y si sí se ha fijado en mí? ¿Habré despertado su curiosidad? ¿Habrá notado que es ella lo que más he deseado estas últimas semanas? ¿Sentirá, quizás, ella también algo por mí? ¿Y si le gusto y esta buscando mi atención? ¿Y si estas últimas semanas a bailado para mí? ¿Y si sí me va a corresponder? ¿Y si fuera posible?

    Ya está delante de mí. Me retira el cabello de la oreja y me dice: “Hola, ¿qué tal? ¿Eres nueva? Te llevo viendo unas semanas por aquí y me pareces muy interesante”.

Alle Rechte an diesem Beitrag liegen beim Autoren. Der Beitrag wurde auf e-Stories.org vom Autor eingeschickt Ana Lía Rodríguez Alcalde.
Veröffentlicht auf e-Stories.org am 07.09.2014.

 
 

Leserkommentare (0)


Deine Meinung:

Deine Meinung ist uns und den Autoren wichtig! Diese sollte jedoch sachlich sein und nicht die Autoren persönlich beleidigen. Wir behalten uns das Recht vor diese Einträge zu löschen! Dein Kommentar erscheint öffentlich auf der Homepage - Für private Kommentare sende eine Mail an den Autoren!

Navigation

Vorheriger Titel Nächster Titel

Mehr aus der Kategorie "Märchen" (Kurzgeschichten in spanischer Sprache)

Weitere Beiträge von Ana Lía Rodríguez Alcalde

Hat Dir dieser Beitrag gefallen?
Dann schau Dir doch mal diese Vorschläge an:


El Dios oscuro y silencioso - Ana Lía Rodríguez Alcalde (Horror)
A Long, Dry Season - William Vaudrain (Leben - Aus dem Leben)