Julio Bautista Rodriguez Arias

Mi amor secreto

Fue en Mayo 27 la última vez que te vi, recuerdo la fecha porque era mí cumpleaños y tu formaste parte de la sorpresa que me prepararon.
Supe que te habías ido a vivir muy lejos de nuestra ciudad, cambiando el calor tropical por la blanca nieve, cuando recibí la noticia  de tu partida, mis ánimos se fueron al piso y mi corazón sufrió un desgarre irreparable, entonces tuve la corazonada de que nunca mas volvería a verte.
Un tiempo después, no recuerdo exactamente cuantos meses mas tarde, volví a escuchar de ti, me sentí triste porque no te había ido bien, pero contento por tu regreso. Inmediatamente intente comunicarme contigo, seguí pistas que solo me llevaban a lugares equivocados, comencé a frecuentar los sitios que tu acostumbrabas visitar y no te encontraba, probé en las redes sociales y solo pude conseguir tu fotografía. Estabas tan cerca y tan lejos a la misma vez.
Cuando mi relación matrimonial termino, todos los días le pedía a Dios poder hablarte, pero no hubo resultados, solo el sabia porque no debíamos encontrarnos.
Escribí poemas de amores para ti, desahogando mis penas. Durante las noches abrazaba mi almohada y murmuraba tu nombre, hablaba contigo sin tu estar conmigo, te contaba todo sobre mi vida y te pedía consejos.
En muchas ocasiones, me sorprendía al descubrir algunas lagrimas en mis ojos, tal vez mi corazón también lloraba desesperadamente, otras veces al imaginar tu sonrisa, yo sonreía, no estabas presente físicamente, pero estabas en mi mente.
Durante mucho tiempo le hable a las personas de ti como si fueras mi compañera sentimental, como se habla de un gran amor, como si fueras mi confidente, mi protectora, luego, al aceptar la realidad, comprendí que no existías para mi.
Fue entonces, cuando en tu ausencia, apareció un nuevo amor, alguien a quien le entregue mi corazón como te lo hubiese entregado a ti, alguien  a quien respeto y quiero como te hubiese respetado y querido a ti.
Reconocí, que ya te había perdido a pesar que nunca fuiste mía y aprendí que se puede amar a una persona ausente con la misma intensidad que se ama a alguien que esté presente.
Tal vez jamás sepas que fuiste mi amor secreto, quizás un día muy lejano te enteres que fuiste dueña de mi corazón, aunque para entonces  seré yo quien este lejos de ti, lejos, muy lejos de ti.
 

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 30.09.2013.

 
 

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