Pilar Ana Tolosana Artola

“LA MULTA”

     Mi cabeza aún giraba, y viraba, y volvía a voltear. En momentos como éste en los que el dolor punzante de cabeza me desquicia, me acuerdo de mi madre, cuando insiste en que no tome, porque el alcohol y yo, no somos buenos compañeros de cama a la mañana siguiente.
 
     Y es que ella tiene toda la razón, que yo enseguida acabo borracha, en cuanto coqueteo un poco con la vida loca y privo un poquito más de la cuenta; y casi siempre abochornada, cuando recuerdo los sucesos acaecidos en el rutilar de la noche de los hechos sobrios.
 
     Esta vez la disculpa era buena: “la cogorza”, era por la despedida de soltera que le había montado a mi compañera de trabajo. Sólo espero que ella se acordara mejor que yo de todo aquel follón.
 

 
     Al estirarme en la cama, me percaté que había un bulto a mi lado. Era Gonzalo… Grité con todas mis fuerzas, supongo que alertando a los vecinos que yo estaba allí.
 

 
-         Tranquilízate un poco… Aquí no ha pasado nada, si es por lo que chillas -, dijo.
 

 
     Me quedé más sosegada, cuando revisé que estaba acostada con la ropa puesta. Gonzalo me explicó que salí con pinta etílica de aquel Boys, y él que pasaba por allí se ofreció a llevarme a casa en coche; sin embargo, cuando ya estaba montada, se dio cuenta que no sabía dónde vivía yo, y me llevó a su piso.
 

 
-         ¿Y por qué no me preguntaste por mi calle, a mí? -, inquirí.
 
-         Porque te dormiste en cuanto arranqué el coche -, contestó.
 

 
     Bajé a por algo para desayunar; era lo mínimo que podía hacer después de lo bien que Gonzalo se había portado conmigo.
 
     Reconocí el Peuyot de Gonzalo; estaba mal aparcado en una zona de carga y descarga, y con la multa pertinente en el parabrisas.
 

 
     Cuando regresé, estaba levantado y le conté lo de la multa. No se enfureció…
 
-         ¡No pasa nada! Esa multa la tengo desde hace dos años. Cada vez que no encuentro aparcamiento, y no me queda más remedio que estacionar mal, pongo ese pedazo de papel en el cristal, y así despisto a cualquier agente que venga a multarme, porque cree que me han sancionado antes -, reveló atacando al croissant con saña.
 
-         ¡Menudo granuja! -, comenté risueña.
 

 
He aquí, un sinvergüenza simpático…
 

 

 

 
                                        PILAR ANA TOLOSANA ARTOLA
 

Alle Rechte an diesem Beitrag liegen beim Autoren. Der Beitrag wurde auf e-Stories.org vom Autor eingeschickt Pilar Ana Tolosana Artola.
Veröffentlicht auf e-Stories.org am 15.09.2005.

 
 

Leserkommentare (0)


Deine Meinung:

Deine Meinung ist uns und den Autoren wichtig! Diese sollte jedoch sachlich sein und nicht die Autoren persönlich beleidigen. Wir behalten uns das Recht vor diese Einträge zu löschen! Dein Kommentar erscheint öffentlich auf der Homepage - Für private Kommentare sende eine Mail an den Autoren!

Navigation

Vorheriger Titel Nächster Titel

Mehr aus der Kategorie "Leben - Aus dem Leben" (Kurzgeschichten in spanischer Sprache)

Weitere Beiträge von Pilar Ana Tolosana Artola

Hat Dir dieser Beitrag gefallen?
Dann schau Dir doch mal diese Vorschläge an:


FLORES PARA OSVALDO - Pilar Ana Tolosana Artola (Liebe & Romantik - Liebesgedichte)
A Long, Dry Season - William Vaudrain (Leben - Aus dem Leben)
Pushing It - William Vaudrain (Allgemein)