Carlos Mª Martorell de la Puente

Una noche.

Una noche mis manos, mis dedos no cabían entre las minúsculas letras, en el teclado de mi computadora. Una noche mi conciencia era demasiado pesada y voluminosa, como una piedra monumental, me atropellaba mi ansiedad, mi cuerpo aparatoso chocaba contra los muebles, mi corazón se escapaba por mi boca, mis gafas se empañaban de vaho. Una noche mi conciencia era demasiado consciente, mi corazón demasiado sentimental, mi deseo demasiado anhelado y mi visión tan clara, sin embargo, mi visión tan clara que pude cerrar los ojos y descansar.
 
El sol implacable alcanzó al granjero en el pecho, junto a la gasolinera, el granjero cayo abatido por el sol poderoso. Una radiante luz hiper solar y criminal, asesina, atravesó el cuerpo del granjero que cayó desplomado junto a su coche que era una ambulancia camuflada. El rostro mofletudo, sonrosado y rebosante de salud del granjero parecía una hamburguesa importada. El granjero espeluznado aguantaba con sus brazos sus tripas revueltas que se le escurrían hasta el suelo desde su vientre reventado, con su mente obtusa, con sus gritos desesperados. Los caballos desbocados, locos, machacaban las cabezas yermas de los cadáveres. Las señoritas todas fritas con sus bodys y su lencería provocativa. Las señoritas todas tiesas, flacas, rígidas, jodidas, perdidas, muertas. El sol implacable hiper-solar y criminal perdonó la vida al cobrador de la luz, que arrodillado en el suelo sostenía un ejemplar de la Biblia y rezaba fervoroso. El sol inhumano incendió el culo de todos los poetas que espoleados por esta fuerza poderosa recitaban, declamaban y rapsodiaban entre orgasmos y coitos relumbrantes, entre cuerpos y cadáveres. El fornido vendedor de butano que había llegado desde Pakistan en auto-stop reía y reía y no podía mantenerse firme de tanta gracia, de tanta locura.
 
Tu felicidad, tu rostro complaciente, tu dentadura perfecta, tu cortesía, tu educación, tu horas de sueño cuadriculadas, tú estás tan lejos, tú eres tan distante, tu pensamiento equilibrado. Y yo en el agujero, llorando, lamentándome, esta vida tan perra, estás tan lejos. Cuando me coges de la mano, cuando me llevas, dime, ¿qué significo para ti? Estás tan lejos y yo en con un pie en el vacío, con mi alma que me quiere abandonar, tu felicidad, tu cortesía, dime, ¿Qué quieres de mí? Cuando me preparas la comida y me perdonas la borrachera de anoche y finges que aprecias mis poemas, dime, ¿Me puedo fiar más de ti?  

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 07.03.2011.

 
 

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