Laly De Gea

La noche.

Aquella noche, como todas las noches, yo salí a caminar por mi barrio. Mi barrio era muy grande, tenía muchísimas tiendas y era muy transitado por toda la gente del pueblo y gente que se acercaba de la ciudad.
Aquella noche había más gente de lo normal, solo quedaba una semana para navidad, y la gente compraba los últimos regalos.
 
Cuando comenzé a camianar por la calle principal, me encontré con Lucas, me contó que las temperaturas bajarían en los próximos días y que había una gran probabilidad de que nevara. Seguí caminando y pasé por la mejor tienda de dulces del pueblo, "la chocolatera" y allí, en la puerta estaba Juana, la dueña de la tienda, me dió la la típica caja de bombones de todos los años. Me senté en un banco para comer alguno de los deliciosos bombones de Juana. Después de un ratito sentada en aquel banco decidí seguir caminando. Al final de la calle me encontré con Josefina, me dijo que una gran cantidad de gaviotas atacarían el pueblo, ya que se habían venido de la playa asustadas por un gran ferri o algo así, no le preté mucha atención, todo el pueblo sabe que está algo ... loca. Cuando terminé de recorrer la calle principal, decidí marchar a casa. Para llegar a mi casa tenía que pasar por la " calle temida", así la llamaban la gente del pueblo. Tenía que pasar por esa calle, sino querría caminar durante quince minutos para llegar a casa. Asique decidí pasar por la calle. Los ancianos del pueblo dicen que todos los años desaparecen allí, muchísima gente. Cuando entré en la calle, escuché un sonido muy parecido al llanto de un bebé. Yo asustada, me puse a buscar durante diez minutos la procedencia del sonido, pero nada, no encontré nada y salí  de la calle. Cuando salí, el sonido era más cercano y fuerte, pero no le puse importancia, ya que estaba cansada de buscar. Empezó a nevar en ese momento, y miré añ cielo, ya que una de las cosas que más me gustan de este mundo es sentir caer la nieve en mi cara. Y allí estaba ella, con su gran pico, blanca y muy grande. ¡Era una gaviota!Entonces recordé las palabras de Josefina. El sonido era el de la gaviota y me había seguido todo el rato. Pero ... ¿ Por qué me seguía? Entonces fue cuando en el reflejo de la luz de una farola, vi mi sombra y vi que mi nuevo peinado ¡tenía la forma de un pez! Fue ahí cuando comprendí porque la gaviota me seguía a mí.

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 19.12.2010.

 
 

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