La siesta, costumbre “Made in Spain”, donde se tercie, es del todo saludable para nuestro “body” serrano.
Pero no me refiero, a la siesta propiamente dicha, aquella en la que estás durmiendo dos o tres horas, y cuando te levantas no sabes ni donde estas, ni qué hora es. Me quiero referir a la “siestecilla”:
“Cabezada” del mediodía, que se hace normalmente en el sillón o sofá, después de comer, delante de la “tele” y en la que por aquellos destinos de la mente, entras directamente en la Fase Rem o sueño profundo en un “plis, Plas”
Aquella “siestecilla” inoportuna, en la que descubres, que el pariente /a, resulta que “ronca” y ¡Cómo! , Aunque siempre diga que no lo hace y hasta se le cae la “babilla” en un acto indiscreto y pueril.
Es el “sopor” que te entra cuando estas viendo un “tostón” de película, y dices que la has visto enterita, aunque te despiertes cuando sale el The End del final. O en el teatro, aunque te cosan a “codazos”: Pepita, que te duermes ¡y tú con cara de haber visto un fenómeno Poltergeist: ¿yo?.. ¡Si no me duermo!.
Es la “pasión de sueño” en la oficina, delante de la pantalla del ordenador y es cuando los números, en un baile discontinuo se empeñan en no cuadrar.
Pero sobre todo es la “siestorra” del domingo, después de la paella y una buena botella de vino, debajo de un pino y con una buena hamaca. Ya ves a los niños: ¡Que el abuelo, no respira!, Y es que entre ronquido y ronquido hay una pausa mayor que la que establece para que se resuelva un juicio.
En la playa, pasa algo parecido. Los hay ,que bajo el abrigo de la sombrilla se pasan parte de la tarde en brazos de “Morfeo”.
Pero también, los hay que creen que simplemente con ponerse una gorra, a pleno sol será suficiente .Y se duermen tan felizmente la “siestecilla”, pero cuando se levantan parecen el negativo de una película fotográfica, pero con el cambiazo de colores, en vez de blanco y negro, rojo y leche. Y los ves el lunes en él medico. con quemaduras de segundo grado, en el plano vertical de su cuerpo. O sea solo por delante. Y él médico con mucha sorna les dice: ¿qué, se quedó dormido en la playa: por casualidad?
Cuando el sueño hace su aparición en la playa es curioso escuchar los sonidos: Junto al ronroneo del agua en la orilla, el pim-pam de las palas, que hacen de reloj de sesión de hipnosis en la consulta del psiquiatra, y las voces que cada vez llegan más lejanas.
Tú que últimamente, estas acostumbrada a dormirte escuchando la lengua “gala” de fondo: Elle est froide l´eau? Y cosas por el estilo, ya que la lengua oriunda poco se escucha en nuestras playas, te sorprende, como a mí la otra tarde, cuando me despertó una lengua extraña. Aún con los ojos inundados de sueño ¡me vi rodeada de vietnamitas!.
Por un momento pensé en las películas y en decir “Cuidado con los “charlys” nos atacan...”, mientras sus ojos rasgados me miraban con asombro.
Una vez repuesta `por la invasión del “Vietcong”, empecé a pensar, por ejemplo: el porqué, no hay chinos en las playas, con la cantidad que hay en los restaurantes, quizás vean una tontería eso de ir a la playa o quizás yo no he encontrado la playa a la que van.. Pero ¡hoy casi la rozo!
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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 23.06.2005.
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