No llores mi partida

cuando la noche entre en mis ojos

mi espíritu conocerá la luz

mi ser alcanzará la plenitud

en suprema bendición.

El túnel de la vida y la muerte

abraza ahora mi esencia

camino lento a su encuentro

en nada me detendrán tus lágrimas

porque no hay retorno

crecerán mis ansias  por llegar a lo desconocido

pero no apresuro el paso

ni puedo detenerme, ni quiero detenerme…

Voy al encuentro de una nueva etapa

sin punto de comparación

lo que he vivido en esta tierra

se queda en ella,

no me llevo recuerdos porque no los traje

lo que dejo, ahí queda

testimonio silencioso de mi estancia en tu lecho.

En mi partida el dolor no existe

es viento que deshoja árboles de vidas

es sueños de palomas fugitivas

es risas de niños inocentes…

Dejo ahora que tus ojos se llenen de mis actos

y mi risa alegre perdure en tus recuerdos,

olvida mis lágrimas

y los momentos amargos que vivimos juntas.

Solo recuerda que en mi soledad

tu llenaste mis días con tus risas e inocencia

que te acaricie para hacerte un ser seguro

y cuando te regañe no fue para lastimarte,

no, al contrario siempre desee que te hicieras fuerte

y superaras al cien el encuentro con la vida.

Mis penas y amarguras sirvieron para crecer

en mis tropiezos y caídas

salí avante como águila

que al levantar el vuelo deja ver su majestuosidad

así viví y llore

pero también reí con tu risa

he sido feliz en tus triunfos.

Ve en mi rostro la tranquilidad que me embarga

y sonríe feliz,

porque siempre te ame

por encima de mis defectos

he vivido para ti.

• Autorensteckbrief von Norma Elpidia Marin Aguilar
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