Brandon Balderas Rocha

Escribirte de nuevo



Hoy me decidí a escribirte de nuevo.
A escribir para ti, pero por mí.
Con cierto pavor a que me leas,
pero con una esperanza de que me recuerdes.

He de decir que no he entrado en mi trance usual
donde dejo que el alma caligrafíe a vuelapluma.
Esta noche transcribo lo que pienso, lo que siento, mis esperanzas y mis miedos.
Esta noche conversé con los sentimientos y escuché a la razón,
acallé al orgullo y atendí al ego.

El corazón habló por los sentimientos,
aplacó las pasiones, consoló a amor,
evocó a la tristeza, silenció al dolor.
El corazón me dijo, un poco afligido,
que te extrañaba a cada instante, te temía en extremo.
Te lloraba ríos, te sonreía mares, surcados por navíos de decepción.
Le eras tranquilidad y tormenta, le eras ternura y huracán…
Al escucharlo terminé sin poder concluir nada,
era claro que estaba dividido, dividido por la mitad.

Al siguiente que escuché fue a la razón
tratando de encontrar alguna clase de sentido en todo mi desorden;
ella muy amablemente (aunque seria) pasó a explicarme lo siguente:
te encontraba indescriptiblemente enigmática, misteriosa,
y a la vez sencilla y transparente.
En el día mandaba a la conciencia a ocuparse,
porque te rehuía, te escapaba…
pero en las noches te soñaba
Dice que te entendía y te escuchaba,
que casi por completo lograba conocerte, penetrar por entre tus secretos.
Aunque en ningún momento te descifraba.
Me dijo que no entiende porque si habitas en mi pecho,
te paseas por mi mente a cada instante,
Me dijo que tú a todo le das sentido
pero que desafías toda mi lógica.
Que aunque no tiene mucho que tu imagen ronda la memoria.
No podía evitar en todo momento recordarte.

Llego el turno del orgullo, y del ego.
Normalmente estos dos suelen llevarse muy bien
pero los encontré inmiscuidos en un argumento entre ellos,
entre ellos y la dignidad.
Todos se culpaban, todos se odiaban
Todos se confundían y se mezclaban.
Éste era aquél, y aquella ya no era.
Entre tanto alboroto logré comprender lo siguiente:
Tengo miedo de someter mi dignidad pensando que es orgullo.
Tengo miedo de ahogarme en el orgullo, tratando de defender mi dignidad,
Temo encontrar la diferencia del ego y del nous
No sé dónde terminas tú ni dónde comienzo yo.

¿Parece Irónico no es así?
Tratando de encontrar respuestas,
terminé aún más desconcertado.
Pero aprendí algo que ignoraba,
Confirmé lo que siempre supe.

Todos mis fragmentos, todas mis parcelas
están indiscutiblemente enfrentadas,
pero no es necesario escucharlas a todas
para comprender que todas coinciden y hacen quórum
al decir sinceramente:

Que te quiero, que te extraño,
que me dueles y me haces daño.
Pero quererte no es suficiente,
y no sé cómo comportarme,
qué decirte, qué explicarte
y si quedarme callado o salir a buscarte.
Que no sé qué es lo que sientes,
que no sé si perseguirte o olvidarte.
si lo que deseas es que me aleje.
Que tengo miedo de dar un paso casi tanto como de quedarme inmóvil.
Que me muero en esta incertidumbre
en el abismo entre tus manos y las mías.

No sé si rendirme o renunciar,
no se si tiene sentido el perseverar..

 

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 25.07.2015.

 
 

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