Aaron Cruz Morales

Persecuciones [Parte 1]

Despierto e imagino antes de abrir los ojos que estoy a lado de mi ex esposa, en mi antiguo hogar, con un brillante sol y una vida normal para mí; sin embargo nada de eso es cierto.
Aun después de 3 meses de estar en este apartamento no logro acostumbrarme del todo; aunque realmente no me he acostumbrado a nada en el último año y medio.
Dicen que después de la guerra un hombre queda con un trauma postraumático el cual le provoca una lenta adaptación a la sociedad, algunos episodios de pérdida de memoria e incluso una que otra alucinación y pesadillas. Puedo decir sin exagerar que eso no se asemeja a la realidad después de haber estado en un infierno combatiendo, estando siempre en una delgada línea entre la vida y la muerte.
Después de la guerra no puedes adaptarte a ningún lugar, vives con miedo y si tienes suerte solamente tendrás pesadillas todas las noches.
Mi actual ex esposa, a pesar de apoyarme constantemente, comenzaba a tener miedo de estar en la misma habitación que yo a solas. Al poco tiempo mis padecimientos empeoraron y terminaron por destruir mi matrimonio e incluso obligándome, por una orden judicial, a alejarme de ella de manera definitiva.
Por fin decido levantarme de la cama y comenzar mi día e intentar llegar al final de este de la manera más normal posible. Lamentablemente la vida aun no termina de jugarme malos ratos y al poco tiempo de estar despierto comienzo a sentir un horrible dolor de cabeza, el cual se que durara todo el día.
Salgo de mi pequeño apartamento y me dirijo hacia mi despacho. Una pequeña oficina en el centro de la ciudad.
 Por lo general las horas de luz son aburridas; a le agente no le gusta ser vista cuando van a buscar a un “detective privado”, aunque cualquiera en esta ciudad que haya escuchado de mi sabe que soy realmente un caza recompensas.
Me he hecho una pequeña fama en esta ciudad; incluso he hecho el trabajo sucio de la policía, aquellos casos donde ellos no tienen jurisdicción y necesitan que alguien notorio desaparezca.
Al llegar la penumbra de la noche las calles y los rincones de esta ciudad muestras su verdadera naturaleza, y es cuando mi momento favorito del día comienza. 
Miro hacia la ventana, un auto se detiene frente al edificio, una persona con una larga gabardina sale del auto y entra al edificio. Algo me dice entonces que esta noche será divertida para mí.
Unos pasos se escuchan fuera de mi oficina y pocos segundos después alguien entra a mi despacho. Una deleitosa vos femenina pide mi ayuda.
 Al voltearme observo a la hermosa mujer que esta parada frente a la puerta, dice que se llama Alessia Galliard, ; unos hermosos y penetrantes ojos esmeralda me miraron fijamente y después de decirle en que podía ayudarle se acerco a mí y un exquisito perfume llena mi ser.
Deja caer un folder con la fotografía y un reporte policial de una mujer, Danha Galliard. La  mujer comenzó a explicar que era su hermana gemela, alguien la había asesinado pensando que la habían asesinado a ella. Sabía a donde marchaba todo eso, quería que atrapara a su asesino.
Por un instante creí que esto sería un caso común, un caso simple; investigar en los lugares donde la ley nunca busca, acosar al asesino y entregarlo o en su defecto hacer lo que quiera mi empleadora. Pero eso cambio rápidamente cuando en el informe describía un horrible caso de violación y lo que parecía ser un asesinato de culto, algo digno de una película de terror.
Pedí a la señorita Galliard que me pudiera dar todo aquello del caso que no pudiera estar en el reporte.
Ella comenzó una historia algo increíble al punto de volverse fantástica y aterradora.
Me cuenta que hace años su hermana había desaparecido y al no saber nada de ella, su familia la daba por muerta; un día su hermana apareció y parecía que todo iba bien, hasta que descubrió que una vez a la semana ella desaparecía; así que decidió seguirla y lo que descubrió no fue agradable. Ella se había unido a secta y se había enterado que tendrían que hacer una especie de sacrificio humano. Lo que ella no se imaginaba es que el sacrificio seria ella y era esa la razón por la cual su hermana perdida había aparecido.
Durante unos instantes me vi perdido en sus atractivos labios carmesí, pero pronoto volví a su historia cuando ella menciono que había un hombre algo peculiar en las reuniones de aquella secta. Dijo que un hombre con unas horribles cicatrices en el rostro y un ojo de cristal portaba una túnica algo diferente y parecía estar dirigiendo a todos en sus reuniones.
Después de una pausa, prosiguió diciendo que al descubrir que la víctima del sacrificio seria ella, se aterro y decidió huir sin decir nada ni dejar rastros, al menos hasta que el peligro hubiera pasado.
Un par de meses después de su partida la policía dio con su paradero, diciendo que habían hallado a su hermana muerta. Esto por supuesto la dejo destrozada y confusa. Es por eso que estaba aquí, en mi oficina esperando a que se cumpla justicia.
Le pregunto entonces sobre dónde y cómo encontraron el cuerpo de su hermana. Ella solo se detiene un segundo para aclararse la garganta ya que no tardaba mucho en llorar.
Me explica que encontraron a su hermana en su antiguo departamento. una vecina había llamado a los policías a causa de unos gritos espantosos y cuando acudieron encontraros a Danha con los brazos y piernas desprendidos brutalmente de su cuerpo, el torso y la cabeza atravesados con una especie de lanza clavada en el suelo con los brazos y piernas alrededor formando una especie de círculo.  Algo repugnante y siniestro.
Le pedí entonces a la señorita Galliard que me diera todos los detalles que no le había proporcionado a la policía: todo sobre las reuniones del culto, el comportamiento de su hermana, los lugares que frecuentaba.
Una vez dicho cualquier detalle de utilidad, la hermosa mujer se retiro dejando un sobre lleno de billetes. Dijo que era el primer adelanto.
Había pocas pistas. La descripciones de Danha Galliard  eran la de una mujer común con una vida común; pero tenía las primeras 3 piezas del rompecabezas: un culto que se reunía a las afueras de la ciudad, un bar que frecuentaba Danha y el hombre del ojo de vidrio.
Después de repasar un par de veces más el expediente salgo de mi despacho para comenzar el trabajo.
Me dirijo en mi Challenger hacia mi primera pista: La Flor de Media Noche. Un bar donde trabajan las rameras más caras y donde asiste toda aquella persona forrada de dinero en esta tética ciudad.
Entro al bar y parece ser que nadie nota mi presencia, nadie excepto un hombre al fondo, totalmente de negro; no le doy mucha importancia.
Me siento en uno de los gabinetes y cuando la ramera que se hace pasar por mesera pido un simple whisky.
Cuando la mesera llega con mi bebida le pregunto acerca de Danha Gilliard. La pregunta parece conmocionarle y su mirada destello por un momento rabia. Le digo que soy un viejo amigo y escuche rumores que Danha se había mudado a la ciudad.
Noto que ella desconfía. Al final solo dice, de manera distraída, que Danha ya no frecuenta estos lugares.
Antes de que se marche miro la pequeña placa que tiene a la altura del pecho. Rose, ese es su nombre.
Le doy un trago a mi bebida. Comienzo a pensar en qué relación tendría Rose con Danha. La manera en la que actuó al preguntar por esta última no es normal, a menos que sea alguien conocido o que sepas algo horrible.
Antes de terminar el whisky me doy cuenta de algo. El hombre que me observo cuando entre al bar no ha dejado de mirarme y habló con Rose justo después que yo lo hiciera.
Lo miro fijamente por unos segundos y me aseguro de traer mi arma en el lugar indicado. De pronoto él se levanta y se dirige a la puerta trasera del bar. Algo me dice que mi noche está a punto de joderse.
Me levanto poco después que él y me dirijo a la puerta trasera. Al salir solo veo su sombra, proyectada por un faro, dirigirse hacia una calle angosta y yo lo sigo.
Sin darme cuenta tenía mi arma lista para disparar en las manos. Veo a la sombra del sujeto desplazarse por varias calles angostas y no logro alcanzarlo.
Cuando por fin parecía que estaba cerca llego a un callejón y entonces todo se obscurece. No veo nada,  apunto mi arma hacia cualquier lado pero por unos instantes nada ocurre. Comencé a dar algunos pasos cuando un horrible hedor lleno mi nariz, era algo nauseabundo y causaba repulsión.
De la nada todo fue visible otra vez, pero algo horrible estaba ocurriendo. Algo pegajoso estaba bajo mis pies; un gran charco de sangre había aparecido y algo parecido al musgo estaba en todas partes.
Era repugnante. Caminé hacia las estrechas calles para intentar salir de aquel enredoso lugar. Una mala elección. Al final de una de esas calles un hombre con traje estaba quieto, dándome la espalda.
Me acerque lentamente y cuando estuve lo suficientemente cerca para disparar un tiro certero le pedí a aquel hombre que se diera la vuelta. Pero no se movía. Volví a gritar para que se diera la vuelta y amenazando con disparar si no lo hacía.
Entonces el hombre comenzó a darse la vuelta. Cuando termino de girar unas horribles nauseas invadieron mi estomago. Su rostro estaba desfigurado. Por ojos tenía 2 enormes orificios, su nariz parecía haber sido arrancada a mordidas y en sus encías afilados trozos de vidrio surgían en lugar de dientes.
Este ser comenzó a caminar hacia mí y por un instante algo extraño paso, tuve miedo.
Sin pensarlo alzo mi brazo, apunto y jalo del gatillo.  Veo como aquel repulsivo ser se desploma para no levantarse más.
Por un instante lo observo sin saber que ha pasado, pero sé que no debo quedarme más tiempo aquí; así que giro para comenzar a correr, pero al dar la vuelta una escena de pesadilla ocurría frente a mis ojos.
El hombre o ser al que había disparado hacen apenas unos segundos estaba frente a mí, inmóvil. Camino hacia atrás y sin apuntar demasiado disparo varias veces, pero ahora la horrible criatura no cae. Sigue de pie y empieza caminar hacia mí.
Disparo hasta que las balas se terminan. Sabía que algo judería mi noche.
 Entonces aquel engendro se abalanza contra mí con una furia incontrolable y antes que yo pudiera hacer algo todo estaba obscuro nuevamente. Pero ahora era diferente, no podía moverme, caminar, ni siquiera pensar. Me había desmayado. 

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 05.09.2014.

 
 

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