Alejandro Santilli

El monstruo oculto de la profesora Pérez

Llegué tarde al colegio. Había salido temprano de mi casa, pero me encontré con Raquel, una chica que curso la primaria conmigo. Hacía más de un año que no nos veíamos. Me contó toda su vida; se había reconciliado con Lucas. ¡Eso me puso muy feliz! ¡Eran una pareja perfecta! Hablamos de música; ella era fanática del reggae. Quedamos en vernos a la noche para ir al río. Llevaría mi guitarra y algunas bebidas. Y a la medianoche iríamos a pintar grafitis en las paredes del centro comercial.
A pesar de que estaba llegando con retraso a la escuela, pase por kiosco a comprar chicles y la revista “Mis dulces dieciséis”. Me faltaba un mes para cumplir esa edad y tenía que preparar el vestido y organizar la mejor fiesta del mundo.
Corriendo entré a la escuela. Me faltaba el aire de lo agitada que estaba.
-Nancy, llegas tarde. –me advirtió el portero.
- Lo sé, pero no tengo muchas faltas- respondí
Me dirigí hacia el aula. A esa hora la profesora Pérez estaba dictando su aburrida clase.
-No, niña, vete a tu casa. No abras la puerta…La profesora te comeré viva.
-Inventaré alguna excusa, Charlie.
-¡Te lo ruego! ¡No lo hagas!
- ¿Me está hablando en serio?. Tanta historia por llegar veinte minutos tarde.
Ignoré sus absurdos consejos; gire el picaporte, abrí lentamente la puerta del aula y repentinamente alguien se me arrojo encima, mordió mi cara, me rasguño toda y me provoco heridas en el brazo y en la pierna.
Todos mis compañeros, junto a Charlie, el portero, se acercaron y me separaron de las garras de esa “cosa”.
Enseguida me llevaron a la enfermería. Me dolía todo el cuerpo y no entendía que era lo que me había ocurrido. Solo alcancé a ver un cuerpo de mujer con cabeza de felino y unos dientes bien afilados. Era imposible que fuera real. No sabía qué pensar. Tal vez fue una alucinación o quizás se trató de una broma de mis compañeros.
Cuando estaba por salir de la escuela, vi a Charlie, el portero y lo llamé.
-¿Qué sucedió? ¿Quién me atacó?
- Te lo advertí no debiste ingresar al aula. La clase ya a había comenzado…
-Pero, ¿quién se me hirió?
-Fue la señora Pérez, tu profesora de matemática. Hoy ingreso a la escuela con cuerpo de mujer y cabeza de león

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 10.05.2014.

 
 

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