Aaron Cruz Morales

Atrapado

Despierto en una habitación en penumbras; no sé cuanto llevo aquí pero a juzgar por lo seca que esta mi boca podría decir que más de 12 horas.
No sé qué sucede, no recuerdo cómo es que llegue a este lugar. Miro desesperadamente hacia cualquier dirección y lo único que puedo diferenciar en esta habitación es una pequeña luz que proviene del ojo de la cerradura de una puerta que no debe estar a más de 3 metros de mí.
Comienzo a caminar en dirección a la tenue luz con esperanza de poder abrir la puerta o averiguar cualquier cosa que me ayude a saber que me ha ocurrido.
Llego hasta la puerta y a tientas busco la manija; intento desesperadamente girarla pero es inútil, está cerrada con llave; mi corazón late fuertemente y un sentimiento claustrofóbico se apodera de mí. La obscuridad y el cautiverio no son la mejor combinación.
Me agacho cuidadosamente para poder observar a través del ojo de la cerradura y un escalofrió recorre todo mi ser al ver del otro lado a una persona sentada en el suelo en dirección a la puerta; pero lo más perturbador es que esta persona no tiene color, su piel, su ropa y su cabello tienen la apariencia de una película antigua, en la época de cuando todo en la televisión era en blanco y negro.
No podía diferenciar el rostro de aquel que estaba sentado ya que tenía la mirada puesta en el suelo, como si estuviera dormido.
Después de unos momentos de quedarme tras la puerta observando a aquel extraño este se levanta sin despegar la mirada del suelo. El sudor empieza a gotear de mi frente cuando comienza a caminar hacia la puerta y se detiene justo frente de ella obstruyendo mi visión.
Se queda ahí parado unos segundos antes de agacharse y dejar en el suelo un objeto que no puedo identificar. Mientras se pone de pie nuevamente se detiene unos momentos frente al ojo de la cerradura clavando su mirada en la mía. Su gélida y extraña mirada me causa una oleada de terror que recorre mi cuerpo paralizándome, causando incluso que detenga mi respiración por unos instantes.
Cuando se coloca de pie nuevamente observo que de su bolsillo derecho saca una llave, la introduce en la cerradura abriéndola; sin embargo no abre la puerta, solo se aleja de ella y se va caminando por el pasillo que esta fuera de la habitación en la que me encuentro.
Es en el momento en que desaparece de mi vista y dejo de escuchar sus pasos cuando decido girar la manija y salir de la habitación para averiguar que está ocurriendo.
Al abrir la puerta la destellante luz que emite una gran lámpara en el techo del lugar donde me encuentro me destella y provoca que momentáneamente pierda la visibilidad y me obligue a entrecerrar los ojos para así mirar lo que hay a mi alrededor.
Cuando mi visión se adapta a la luz camino unos pasos fuera de la habitación y siento como con mi pie izquierdo piso lo que aquel extraño ha dejado en el suelo hace unos momento.  Retiro mi pie para observar que es lo que hay debajo de él y un extraño sentimiento de confusión me rodea al darme cuenta que es un arma, una revolver webley con 6 tiros.
La tomo del suelo y compruebo que está cargada con 6 tiros listos para ser disparados a un blanco.
Recorro el largo pasillo en dirección del hombre que se había marchado hace un par de minutos ya.
Mientras camino me doy cuenta que estoy en un gran edificio, posiblemente algún corporativo de alguna multinacional; pero ahora mismo todos los cubículos, mesas y oficinas estas solas, el lugar esta despoblado.  
La desesperación me invade al intentar abrir algunas puertas de emergencia o aquellas que dan hacia otros pasillos sin ningún resultado haciéndome imposible buscar una salida de este lugar.
Mientras continúo caminando observo como al final del corredor hay una con un especie de cristal opaco que solo permite diferenciar ciertas formas a través de él.
Al acercarme más a la puerta intentando ver que hay a través de ella logro identificar la silueta deformada por el cristal de una persona parada al extremo de aquella habitación.
Por algún motivo que no comprendo corro hacia la puerta y al llegar a ella mi respiración se acelera, giro la perilla y entro a la habitación. Es él, el extraño.
La confusión y la sorpresa llegan a mi mente cuando al ver su rostro descubro que soy yo, solo que en blanco y negro.
Es aterrador el estar frente a mí mismo y a la vez ser alguien más. Es como verse en un espejo y saber que no eres tú.
Después de unos momentos sin pensarlo le apunto con el arma; pregunto que estaba ocurriendo, donde estaba, como llegue a este lugar y la más importante, quien era él y porque era yo.
No hubo respuesta de aquel ser del cual dudaba que fuera humano; y fue entonces que su boca dibujo una sonrisa inhumana, permitiéndome ver unos filosos dientes que estaban cubiertos de una sustancia roja que parecía ser sangre y su mirada se volvió violenta y con locura.
Una ola de horror fluyo por mis venas al ver tal monstruosidad frente a mí.
Aun seguía apuntándole con el arma pero mis manos temblaban y estaba a la vez paralizado del miedo.
De repente aquel ser soltó una risa espantosa e intento abalanzarse hacia mí de manera repentina y violenta. Fue entonces que como un acto reflejo cerré los ojos y deje que mi dedo apretara el gatillo soltando un sonido un sonido hueco una bala disparada frente a un objetivo.
Despierto exaltado de mi cama; todo está en penumbras, es de madrugada. Volteo hacia todos lados en busca de algún intruso pero no hay nadie ahí, nadie excepto yo, mi almohada y un revolver de 6 tiros con solo 5 balas.
 

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 16.03.2014.

 
 

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