Juan Haro Rodríguez

El perro del Castrati

 ¿Cómo sobrevivir a ésto sin volverme jodidamente loco?

Observo la masa. Y cuanto más la miro, más la temo. Es curioso. No puedo deshacerme de ello.
La simpatía y el halago fácil cae al suelo estéril e intenta inútilmente brotar forzando alguna absurda pose.
El dedo acusador se alarga trazando Caras Bonitas y Agradables en el tiempo, que supuran amor y perfume de vainilla por sus poros. Mi sangre hierve y se corta.

Siento el aislamiento de un castrati. Grandes amantes lanzando miradas débiles y perecederas que en su último pestañeo resurgen y se vuelven contra mi para agarrarme por el cuello.
Perdido, solo y asustado. Humor ácido, agudo es el eco de nuestros minutos de Gloria.

Soy presa del terror. Puedo sucumbir a su dulce poesía acaramelada; a veces triste y pesimista. Mierda en tacita reluciente de porcelana. Tan frágil como repugnante.
Sería tan sencillo perder el tiempo sentado, gorroneando tiempo a diminutos genios y tocando las pelotas; seguro que sí.
Ahora huele a azufre, alcantarilla y perro mojado. Cerbero muerde conferencias desde las puertas del reino infernal.
La tormenta. En plena noche y enfocado por cientos de linternas a baja potencia. Y tan lejos están. Mercurio. Ion.
Soy testigo casual de conversaciones absurdas e interminables. Carpetas pegadas a sus pechos, como un famélico niño al que amamantar de forma desesperada y urgente. El llanto de uno de ellos puede colapsar un corazón sano e inmaculado.

Falta de atención. Y llora; húmedo y frío; desnudo y vil.

Esa ridícula terapia no ha servido para nada. Cuando desaparezca el emisor creo que me descompondré de nuevo.
Busco la empatía, no entes de presión. Busco un enfermo similar. Y llorar acurrucados y amontonados en el suelo. Derretirme de placer, fluir hasta la masa y lubricar los túneles del infierno al que nos dirigimos.
Oigo voces en el baño. Retrete.
 

- Oye, ¿Qué tal por ahí arriba?
- Me cruzo con ellos, mis pies se cruzan, camino perdido y asustado. Y además el café es una mierda.
- Cerbero es un Perro-Pulgas más.

Estoy elucubrando como conseguirlo. Debería perder la incertidumbre que me mantiene a medio gas en la vida.

Alle Rechte an diesem Beitrag liegen beim Autoren. Der Beitrag wurde auf e-Stories.org vom Autor eingeschickt Juan Haro Rodríguez.
Veröffentlicht auf e-Stories.org am 09.09.2009.

 
 

Leserkommentare (0)


Deine Meinung:

Deine Meinung ist uns und den Autoren wichtig! Diese sollte jedoch sachlich sein und nicht die Autoren persönlich beleidigen. Wir behalten uns das Recht vor diese Einträge zu löschen! Dein Kommentar erscheint öffentlich auf der Homepage - Für private Kommentare sende eine Mail an den Autoren!

Navigation

Vorheriger Titel Nächster Titel

Mehr aus der Kategorie "Experimentelles" (Kurzgeschichten in spanischer Sprache)

Weitere Beiträge von Juan Haro Rodríguez

Hat Dir dieser Beitrag gefallen?
Dann schau Dir doch mal diese Vorschläge an:


Burbujas de lamento - Juan Haro Rodríguez (Experimentelles)
Bad year 2021 - Rainer Tiemann (Historisches / Geschichte)