Las mujeres que hay en mí
las desconoces.
La pequeña que padece
sinsabores
y que juega con muñecas
invisibles,
y que sueña mil amores
imposibles.
La que ya, siendo mujer,
quiere librarse
de vivir con su familia
y desatarse,
la que cuida de su aspecto
y de su mente,
la que canta, ora y llora
dulcemente.
La que ya, siendo maestra
y criminólogo
se dedica a explorar cuevas
de espeleólogo,
la que, inicia años atrás
otra carrera
que no conocen ni sabios
ni fronteras.
La que estudia, trabajando
en el colegio,
y va en busca de enseñanzas
y misterios.
Que se mueve sin parar
por tres ciudades
y que no conoce freno
en sus viajes.
La que fue, en algún momento,
secretaria
e informática y más tarde
aquí internauta,
descubriendo a su marido
en estas redes
de pescados de circuitos
y corrientes.
La que después, siendo madre,
dejó todo
por estar con una cuna
y un tesoro.
Apostó muy fuertemente
por su hijo
y perdió su independencia
y su buen tipo.
Aún quedan por destaparse
más mujeres
en la misma que en persona
cura y hiere.
En potencia y en espíritu
ella espera
que una mente más madura
sea abierta
y que aquella que se encuentra
allí meciéndose
por fin se haga dueña y control
de su mente.
Alle Rechte an diesem Beitrag liegen beim Autoren. Der Beitrag wurde auf e-Stories.org vom Autor eingeschickt Maria Teresa Aláez García.
Veröffentlicht auf e-Stories.org am 07.02.2008.
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