La noche tranquila, fría
imprevisto motivo de aquel encuentro,
obsequió la primera promesa
los deberes terminaron, por fin
es viernes, hora de regresar
por otro camino
las calles y avenidas bullen
tantas luces y ruido engañan los sentidos
y mantienen viejas suposiciones
también hay gente cansada en el microbús
y para distraerse basta mirar por la ventana
y después, quizá, imaginar un café
los tres chicos subieron alegres
se sentaron juntos
y continuaron en su mundo
¡ah! ¡su mundo!
la plática era simple
hasta que una de ellas bajó,
obsequiando la segunda promesa
se quedaron solos
entonces desapareció el mundo
lentamente se esfumaron sus voces, sólo quedaron las miradas
obsequiando la última promesa
desapareció el mundo
desaparecieron sus propios mundos
y sólo quedó la proximidad de sus labios
entonces fui testigo
de la creación
de un nuevo mundo
un primer beso
suficiente
para recordar aquella noche
que el frío convertiría en abrazo
Nota: escrito en 2003.
Alle Rechte an diesem Beitrag liegen beim Autoren. Der Beitrag wurde auf e-Stories.org vom Autor eingeschickt Sergio Navarrete Vázquez.
Veröffentlicht auf e-Stories.org am 23.05.2016.
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