Leandro Martinez

El Cuento de Ulises y el Ciclope para Federico

Ulises era el capitán de un barco. Le dije a mi sobrino Federico
 
-¿Un pirata? Dice Fede.
 
Mmm, no. Era un marino que viajaba por el mar tratando de volver a su casa en Ítaca. Daba vueltas y vueltas por el mar y nunca podía llegar a su casa porque siempre le pasaba algo… una verdadera Odisea la de Ulises.
 
_ ¡Uuy  pooobre Ulises! ¿Y qué le paso?
 
Un día navegando por el mar llego a una isla y bajaron del barco para buscar comida, porque la comida del barco se les había acabado.
 
_ ¿Tenían mucha hambre?
 
Si, bastante. Y buscando que comer encontraron una cueva donde había un rebaño de ovejas, y se las pusieron a comer.
 
-¡Qué suerte!
 
No tanta…porque en esa isla vivían los Ciclopes. Los Ciclopes eran unos gigantes, muy, muy altos que tenían un solo ojo. El que vivía en esa cueva se llamaba Casimiro.
 
-¿Casimiro?
-Sí, Casimiro, porque tenía un solo ojo. Y tenía un hermano que se llamaba Juan, Juan de nombre, y B. Justo de apellido, Juan B. Justo.
Cuando Casimiro llego a su cueva se encontró a Ulises y los otros marineros comiéndose las ovejas.
 
-¡Se están comiendo mis ovejas! ¡Se están comiendo mis ovejas! ¿Quién se comió mis ovejas? Gritaba Casimiro.
 
Los marinos estaban aterrorizados y ninguno se atrevía a hablar, hasta que salió Ulises diciendo.
-Yo me comí tus ovejas.
-¿Vos te comiste mis ovejas? ¿Y cómo es tu nombre?
 
-Nadie. Le contesto Ulises. Nadie es mi nombre.
 
-Pero se llamaba Ulises. ¿Por qué le dijo que se llamaba Nadie?
 
Espera Fede, espera que te sigo contando la historia y te vas a dar cuenta.
 
-Bueno Nadie, ya que vos te comiste mis ovejas… ¡yo me voy a comer a tus marineros¡ Le dijo Casimiro a Ulises y agarro dos marineros, uno con cada mano, les arranco la cabeza con la boca…!y se los comió!
 
-Noooo… ¡qué miedo¡
 
Si, los marineros estaban muertos de miedo. Casimiro se había comido a dos de ellos y al resto los encerró en el corral con las ovejas. Y cerró la entrada de la cueva con un roca gigantesca que solo él podía mover. Estaban todos aterrorizados y llorando y se preguntaban que iban a hacer.
-No se preocupen chicos. Dijo Ulises.
-Se me ocurrió una idea para salir de acá.
A Ulises siempre se le ocurrían ideas ingeniosas para resolver problemas. Por eso le decían “el ingenioso”, Ulises el ingenioso. Como esa vez que se escondió adentro de un caballo de madera para entrar a una ciudad, pero eso es otra historia…
 
Ulises tenía una cuantas botellas de vino que había bajado del barco. Entonces le dijo a Casimiro.
 
-Casimiro, ya que comiste, seguro tenés  muchísima sed. ¿Por qué no tomas un poco de este vino que es riquísimo?
 
Casimiro agarro el vino y se puso a tomar, estaba riquísimo y tomo y tomo muchísimo vino, tanto que le dio un sueño tremendo, no pudo aguantar y se tiro a dormir.
 
-Vamos muchachos esta es nuestra oportunidad. Les dijo Ulises a sus marineros,  había en la cueva una enorme rama de árbol a la que afilaron con fuego y levantándola entre todos, corrieron y se la clavaron en el único ojo de Casimiro.
 
-Aaayyyy. Grito Casimiro. ¡Me atacan¡ ¡Me atacan¡ gritaba. Con tanta fuerza que lo escucho su hermano Juan B. Justo, y fue a ver que le pasaba.
 
-¿Quién te ataca Casimiro? Le pregunto Juan a su hermano.
 
-Nadie, ¡Nadie me ataca! Le contesto Casimiro.
-¡Estas re-loco Casimiro! ¿Para qué gritas si Nadie te ataca? Le dijo Juan B. Justo y se volvió a su cueva.
 
-Aahhh por eso le dijo que se llamaba Nadie, jajaja.
 
Casimiro se volvió a dormir por tanto vino que había tomado y no se despertó hasta el día siguiente. Cuando se levanto tenía que sacar a sus ovejas a pastar. Entonces corrió la enorme roca que bloqueaba la entrada y las ovejas empezaron a salir de la cueva.
Casimiro no quería que Ulises se le escapara, pero como estaba ciego, a medida que iban saliendo las ovejas les acariciaba el lomo. Tocaba la suave lana y de esa forma sabía que era una oveja.
 
Pero Ulises volvió a engañar al Ciclope. El y sus compañeros se ataron a la pansa de las ovejas y así pasaron por la entrada de la cueva, colgando de la panza de las ovejas. El tonto Ciclope no se dio cuenta.
 
Salieron de la cueva y corrieron hasta el barco. Así fue como Ulises escapo del gigante, y cuando se estaba yendo subido a la proa de su barco Ulises grito.
 
-¡Tonto Casimiro¡ ¡Yo no soy Nadie¡
-¡Soy Ulises¡ ¡Hijo de Laertes¡ ¡Rey de Ítaca¡ dijo orgulloso  golpeándose en el pecho contento y escapo.
 
Casimiro furioso le tiraba piedras gigantes, pero como estaba ciego no podía acertarle.
 
Y así fue como Ulises siguió viaje de vuelta a su casa
 

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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 19.02.2015.

 
 

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