–Camine sobre los cuerpos heridos y desprotegidos de mas de cuatrocientos hombres. Con la mirada echada al suelo, tuve que mirar atreves de las cenizas para identificar aunque sea a alguno de ellos. Y tuve que mirar alrededor de mi para saber que eran mas de mil, y que yo era uno mas de ellos. Mi sombra estaba siendo aplastada por los intensos rayos del sol, pedí a todos que me dejaran en paz, necesitaba serenidad para tomar nuevas decisiones. y ahora que lo pienso no había nada mas que pensar pues ya estaba todo muy jodido. Cubriéndome la boca me reí de ella y seguí con ese andar característico de mi persona, entre despreocupado y distraído, tranquilo pero alerta. Eche andar largos pasos, para sentirme mas seguro y poder mirar de lejos los estragos del gran desastre, como siempre lo había hecho. Pedí que me dejaran en paz unos segundos, que me dejaran continuar pues bien sabia que me la habías hecho otra vez.
Unos días después de conocernos nos encontrábamos solos, riendo a carcajadas o llorando en silencio, temblando de frio o recordando… deseando estar juntos para de una vez por todas ya dejar de estar solos.
–Porque es tan insoportable estar con uno mismo, porque siempre busco la compañía de alguien mas para sentirme vivo. Si de todos modos se que se ira, y me moriré otra vez .-
Los hirientes vientos de su alrevesado camino fueron estorbando mis pasos lentos y recuerdo en verdad haber estado fascinado de ella, de su encanto fugas.
Me levante muy temprano para recibir aquel el cual seria mi primer día sin ti.
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Veröffentlicht auf e-Stories.org am 27.06.2014.
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